LOS VALORES
Los valores son las normas de conducta y actitudes
según las cuales nos comportarnos y que están de acuerdo con aquello que
consideramos correcto. Cada semana vamos a ir hablando de uno de ellos y realizando actividades para fortalecerlos.
1. Amistad:
La amistad es uno de los valores más importantes, y uno de
los que más rápido aprende el ser humano.
Es muy difícil vivir en la soledad y el
aislamiento. Necesitamos a alguien en quien confiar, a quién llamar cuando las
cosas se ponen difíciles, y también con quien compartir una buena película.
Pero ¿Qué es la amistad? Hagamos la lectura y reflexionemos, luego realicemos las
actividades.
Sixto Seis Cenas
Guadalupe Gómez Nuevo
“El gato Sixto vivía en el número uno de la calle Mambrú. Pero
vivía también en los números dos, tres, cuatro, cinco y seis de la misma calle.
Sixto que era más listo que el hambre, vivía en seis casas distintas porque así
podía cenar seis veces. Cada noche se escapaba del número uno, donde cenaba
pollo, y pasaba por el número dos, donde le daban sardinas, por el número tres,
donde cenaba cordero, por el número cuatro, donde comía carne picada, y por el
número cinco, donde cenaba bacalao. Para terminar, se hartaba de ternera en el
número seis. Como el vecino de la calle Mambrú apenas se hablaban, nadie sabía
lo que el listo de Sixto se traía entre manos.
Todos creían que el gato al que alimentaban
era suyo y de nadie más. Eso sí a Sixto le costaba lo suyo cenar seis veces. ¿O
pensáis que es fácil ser el gato de seis personas diferentes al mismo tiempo?
Sixto tenía que acordarse del nombre que le habían puesto en cada casa, y debía
comportarse de seis maneras distintas. Así don lo llamaban Benito, se la daba
de señorito. Donde le llamaban Botones, cazaba ratones. Donde lo llamaban
Marcelo, de tonto no tenía un pelo. Donde lo llamaban Membrillo, era juguetón y
pillo. Donde lo llamaban Mimoso, era la mar de cariñoso. Pero donde lo llamaban
Jabato, era el terror de todos los perros y gatos.
Claro
que, de tanto ir y venir, Sixto acababa agotado. Pero no le importaba nada
cansarse con tal de cenar seis veces. Y, además, a Sixto le encantaba... que le
rascasen de la cola a la cabeza en seis casas distintas... y que le dejaran
dormir a pata suelta y a cualquier hora en seis camas diferentes. De manera que
a Sixto todo le iba a pedir de boca hasta que... un día húmedo y frío, se
resfrió. El pobre cogió una tos que tenía muy mal pinta. En menos que canta un
gallo, Sixto ya estaba en la consulta del veterinario. Y, como ya os podéis
imaginar, no tuvo que visitarle una sola vez... ni dos, ni tres, sino ¡seis
veces ¡ Sixto fue al veterinario con seis personas distintas y de seis maneras diferentes:
en un transportín, en taxi, de paquete en una moto, en un descapotable,
abrigado con una mantita y... en la canasta de una bicicleta.
El veterinario
dijo que la tos de Sixto no era tan grave como parecía. - Pero nos quedaremos
más tranquilos –añadió- si le damos una cucharadita de jarabe. Por supuesto,
Sixto no tomó una sola cucharada de jarabe para la tos. Tomó una, dos, tres,
cuatro...¡cinco! ¡¡y SEIS!! Pero lo peor vino después. Y es que, aunque todos
los gatos negros parezcan iguales, no hay veterinario que visite seis veces al
mismo gato y no empiece a sospechar. “Aquí
hay gato encerrado”, se dijo el veterinario. Así que hojeó su
agenda, y entonces descubrió que los seis gatos negros vivían en la misma
calle. De manera que llamó a los seis dueños de Sixto, y todos se enfadaron
mucho al saber lo pillo que era su gato. ¡Tendrías que haber visto las caras
que pusieron! -¡Este bicho es un descarado! –dijeron-. ¡Nos ha engañado a todos
para cenar seis veces cada día! -Pero a partir de hoy se acabó lo que se daba
–añadieron-: nos pondremos de acuerdo para que cene sólo una vez. ¡Qué pena! ¡A
Sixto se la había acabado la buena vida! Sin embargo, Sixto era un gato de seis
cenas diarias, así que, tras pensarlo mucho, decidió marcharse de la calle
Mambrú y se fue a vivir al número uno de la plaza Gulliver. Y empezó a vivir
también en los números dos, tres, cuatro, cinco y seis de la misma plaza. Al
contrario de lo que pasaba en la calle Mambrú, en la plaza Gulliver los vecinos
se llevaban muy bien entre sí, de modo que todos supieron desde el primer día
que Sixto cenaba seis veces. Pero aquello no les molestó sino que les hizo
gracia. Así que, como todos los vecinos compartían el mismo gato, decidieron
que de vez en cuando cenarían juntos y le pondrían seis platos a Sixto, claro
está.”
Actividad
1. Realiza los dibujos del cuento en cuatro (4) secuencias.
2. Busca en la sopa de letras los nombres de las seis comidas que cena Sixto y los seis nombres usaba en casa de sus dueños.
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