Revisemos una anécdota que le paso a uno de nuestros grandes próceres. Cuenta Jesugel que cuando Simón Bolívar, rico tertí teniente suramericano, llegó a Europa a los 16 años, tuvo una desagradable constatación:- “Los jóvenes de España son más pobres que yo y valen más. Por qué?”. Luego pasó a Francia y exclamaba: “Por qué si los franceses son menos ricos que yo, sin embargo valen más?” —Y al pasar a Italia hizo la misma constatación amarga: Los romanos tienen menos dinero que yo, pero valen más, por qué?”— y su maestro Simón Rodríguez le dio la repuesta acertada: “Los europeos son más pobres que Ud. y valen más, por una sencilla razón: porque los europeos leen más que los suramericanos. Los suramericanos son inteligentes pero no les gusta leer. Por eso tienen el cerebro casi sin estrenar. Oiga bien Simón: “un hombre que no lee es media persona no más” —Y dicen que Bolívar dio un fuerte puñetazo a la mesa y exclamó: juro por mi honor que no seré media persona No pasará día de mi vida sin hacer una buena lectura -,Y así lo cumplió. Su secretario O’Leary cuenta que aún en los fatigosos días de batalla (Pantano de Vargas, Carabobo, Junín, etc.) cuando en las primeras horas de la noche todos descansaban rendidos. Bolívar en su hamaca, a la luz de una vela pasaba horas leyendo. No quería ser media persona, Y así, sin haber hecho estudios de colegio, sin haber ido a ninguna universidad, por solas sus lecturas, llegó a ser uno de los más instruidos hombre de América., y leyó los clásicos y muchísimas obras de historia. Sus proclamas militares no han sido superadas hasta ahora, y de su Crítica a la Oda de Olmedo afirman los literatos entendidos que es un escrito sagaz en cuanto a análisis, perfecto en cuanto a buen gusto y cabal en cuando a erudición. Y Bolívar lo que sabía lo debía a sus lecturas personales porque no hizo estudios. Leía mucho Cervantes y ya en sus últimos años decía: Lo que más ratos amenos me proporciona y más me aleja de la tristeza es la buena lectura”. Uno de sus más grandes descubrimientos fue “que una persona sin lecturas es una persona incompleta".
O tal ves, nos pase lo que plantea una revista de Norteamérica, que dice que los suramericanos tenemos cien hectáreas de Inteligencia cada uno y cultivamos solamente una, porque nos parece tiempo perdido el que dedicamos a leer, Y cuenta el caso picante de una empresa que compra cerebros para injertarlos cuando se descubra el modo de poderle pasar el cerebro de uno que muere, a un enfermo cerebral. Un chiste cruel dice que: Por el cerebro de un alemán ofrecí mil dólares, porque esta muy desgastados. Por el cerebro de un norteamericano ofrece dos mil dolares porque esta medio desgastado pero por el cerebro de un suramericano ofrece diez mil dólares porque murió el señor sin haberlo estrenado. No gastaba tiempo en leer ni en estudiar Es humor negro, pero tiene mucho de verdad. Y es triste que así sea. Por eso exclamaba entristecido el poeta Cobo Borda: “Cuando hayamos terminado nuestro irresponsable paseo por esta vida tendremos descansado nuestro cerebro, y nuestra ignorancia se habrá conservado intacta". Qué lastima que ésto pueda ser cierto!
Por eso la actividad de leer es una tarea que debe desarrollarse con eficacia y eficiencia ya que de esto depende que en el futuro estemos frente a una persona con capacidades efectivas para el estudio y para satisfacer plenamente sus necesidades de comunicación. Si no se aprende a leer correctamente, a través de toda la vida del individuo habrá rezagos, fallas en la forma de estudiar, escasa cultura, estudiantes con posibles fracasos, lectores incompetentes, etc.
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